«Fui uma contratação do presidente, não do treinador»

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O espanhol Joan Capdevila chegou ao Benfica em 2011/12, com o título de campeão do Mundo pela Espanha na bagagem, mas pouco foi utilizado por Jorge Jesus.

«Ainda hoje não sei o que se passou. Penso que fui uma contratação do presidente e não do treinador. Não foi nada de mais, tendo em conta tudo de bom que se passou comigo no futebol», disse o lateral esquerdo em entrevista ao Mediapunta.

O jogador sente que a sua carreira enquanto futebolista está nos momentos finais. «O problema é que não jogo. O futebol está a deixar-me, é normal. São ciclos. Quem sabe se este não será o meu último ano», concluiu.

 

 

 

Entrevista original -->

Educado y mostrando la ristra de dientes a modo de saludo, Joan Capdevila, lateral del Espanyol, pregunta: “¿He tardado mucho en salir del vestuario?”. Es una cuestión de lo más normal que, sin embargo, equipara al jugador y al periodista a un mismo nivel, que denota cierta preocupación y que expresa la naturalidad de Joan Capdevila (Tárrega, Lleida; 1978), futbolista que lo ha ganado casi todo y que se sacude los méritos de encima. Ahora, no ha empezado el curso como titular en el Espanyol porque juega Fuentes, pero lo asume como ley inflexible del fútbol. Se lo sigue pasando pipa en el vestuario y por eso no se plantea una vida lejos del balón.

Pregunta. ¿Por qué…?

Respuesta. Espera, espera. ¿Te sabes el chiste del zoo?

P. No…

R. Lógico. Zoo-lógico. ¿Y el del camello? ¡Pues te jorobas!

P. ¿Cómo se las arregla para estar siempre de buen humor?

R. Es una forma de ver la vida. Creo que puedes afrontar las situaciones con buena o mala cara. Yo elijo la buena, la de reírme incluso de mí mismo, la de pasármelo bien. Ya que estamos aquí, aprovechémoslo y no nos amarguemos. Por la mañana, cuando me levanto, me miro en el espejo y pienso que por más que sea un día duro hay que ser feliz. Un día sin una sonrisa es un día perdido.

P. ¿Quizá tiene esa filosofía porque, según dice, el fútbol le ha tratado muy bien?

R. Más que eso. En Segunda B hay tipos que podrían estar en Primera y que son mejores que yo. Pero no han tenido mi suerte. Si yo no estoy en el Espanyol en el momento en que se lesionó Pacheta, quizá no estaría aquí. Es suerte. Como la selección.

P. ¿Por qué lo dice?

R. Pues porque jugué con extraterrestres, tíos buenísimos que cada día me obligaban a preguntarme: ‘¿qué hago aquí?’. No sé, está claro que yo no me voy a poner a hacer bicicletas ni voy a hacer lo que hace Iniesta o Xavi. Hago lo que sé. Más que ensalzar virtudes, tapo defectos. Sé que si no me complico la vida, me irá bien.

P. ¿Pero es verdad esa leyenda de que en la selección decía que no se la pasaran?

R. Sí. La cosa es que a Xavi siempre le decía: ‘yo te la doy, pero bajo ningún concepto me la devuelvas. Aunque esté solo o enfrente del portero, tú no me la devuelvas’. Y ha ido bien, ¿no? Ganamos la Eurocopa y el Mundial gracias a ellos.

P. Pero usted también jugaba…

R. Estaba en el momento adecuado. Y quizá sí que tuve algún mérito, pero no sé cuál. Se trataba de no molestar, de ser inteligente. Aunque la verdad es que es más fácil jugar en la selección que en el Espanyol. Aquí son partidos de posesión dividida, con idas y venidas; con España, siempre tienes el balón, siempre atacas. Pero ese tiempo ya me pasó…

P. ¿Se siente viejo?

R. En absoluto. Pero es verdad que en España, cuando pasas de los 30 años, ya eres viejo. Tienes un fallo puntual, y eres viejo. Es ley de fútbol y está dentro del sueldo. Como las críticas. Lo que pasa que ahora me río y me las tomo de forma pausada. Me iré a casa, cenaré y dormiré mis ocho horas. Eso no quiere decir que no me exija. Al revés, siento que debo exigirme más porque quiero demostrarme que puedo estar aquí.

P. Pero la acumulación de partidos sí que se debe notar, ¿no?

R. Eso sí. Antes, podía disputar dos partidos a la semana durante mucho tiempo. Ahora, el cuerpo no lo aguantaría. Mira a Xavi y Puyol; les pasa factura. Pero de domingo a domingo llego bien. El problema es que no juego. El fútbol me está dejando, es normal. Son ciclos. Tengo menos protagonismo y es lógico. Quizá es mi último año porque ya no creo que me vaya a otro lado.

P. ¿Y qué hará sin el fútbol?

R. Sin el fútbol, nada. Me gustaría ser segundo entrenador de un equipo porque de primero no valgo. Nunca he sabido mandar. En mi casa manda mi novia. Pero sí que me encantaría seguir vinculado al balón, al vestuario. Necesito vivir los estadios llenos, el ambiente del campo, mosaicos, presión… Esa ilusión nunca se pierde. ¡Como cualquier chaval!

P. Pero antes eran más respetuosos los chavales, ¿no?

R. Sí. Recuerdo que cuando estaba en el filial del Espanyol y nos medíamos con el primer equipo, íbamos con la cabeza gacha y tenía mucho cuidado de no tocarles. Ahora, te cuelgan y te dan unos palos terribles y ni siquiera te piden perdón o te dan la mano. Hay jugadores que tienen que ir con paciencia. Se piensa alguno que tiene un Audi y que ya está en la selección. Hay que frenarles.

P. Es que no todo es oro en el fútbol…

R. Claro. Para mí lo peor, sin embargo, es algún que otro trato de los entrenadores.

P. ¿Lo dice por lo que le pasó en el Benfica, donde no le dejaron jugar?

R. Es que a día de hoy no sé qué pasó. Creo que era un fichaje del presidente y no del entrenador. Poca cosa, sin embargo, para todo lo bueno que me ha pasado en el fútbol.

P. ¿Pero sabe que cuando lo deje perderá muchos ‘amigos’, le harán pagar en todos los sitios y perderá privilegios?

R. Perderé el pase VIP (ríe). Pero yo pago ¿eh? Y bueno, pues si tengo que pagar, pagaré, y si tengo que hacer colas, las haré. Aunque pensaré en todos los años que me he ahorrado.

P. Quizá también viaja menos en avión…

R. ¡A ver si es verdad! Cada vez me gusta menos. Tengo pánico en el momento de despegar. Es irracional. Menos mal que Javi López me da la mano (ríe). No sé, antes no tenía miedo. Quizá ahora porque tengo un hijo y pienso que si me muero dejo algo tirado.